viernes, 5 de marzo de 2021

La transformación de Venus

 

Venus es el segundo planeta del sistema solar en orden de distancia del Sol, el sexto en cuanto a tamaño, ordenados de mayor a menor
.
Al igual que Mercurio, carece de satélites naturales. Recibe su nombre en honor a Venus, la diosa romana del amor.
Se oculta un mundo apocalíptico bajo las nubes tóxicas de ácido sulfúrico, con temperaturas que podían fundir el plomo y presiones capaces de aplastar maquinaria pesada.
Michael Way,  del Instituto Goddard de Estudios  Espaciales de la Nasa descubrieron que podría haber presentado temperaturas tan suaves como para albergar vastos océanos de agua líquida el componente de la vida tal y como la conocemos.
Hace aproximadamente unos 4500 millones de años, cuando se formo el sistema solar, el planeta habría recibido suficiente luz solar como para que el agua de su atmosfera escapara al espacio, y la radiación habría frustrado la aparición de la vida.





A diferencia de la Tierra, Venus no rota sobre su eje una vez cada 24 horas, sino cada 234 días terrestres.

La idea tradicional es que el aumento gradual del brillo del Sol calentó tanto el planeta que este dejó de poder albergar un océano estable. E n otras palabras, el borde interior de la zona habitable (la región orbital donde el agua líquida puede crear las condiciones propicias de la vida) se desplazó más allá del segundo planeta del sistema solar. 
Hace aproximadamente 250 millones de años, se abrieron profundas grietas en la corteza terrestre; eso arrojó lava a la superficie y suficiente dióxido de carbono a la atmósfera como para producir la mayor extinción masiva de nuestro planeta: perecieron el 96% de las especies marinas y el 70% de la terrestres.


La corteza terrestre de Venus es muy rígida.


Aunque estas erupciones han sacudido la Tierra en diversas ocasiones y a menudo han causado extinciones masivas, nunca han ocurrido varias a la vez.
La forma de los volcanes sugiere que en su historia, tanto Venus como Marte, han formado cortezas gruesas. Una corteza gruesa no permite los movimientos de las placas en la superficie.
El modelo desarrollado por los científicos refleja variaciones de espesor elástico (un indicador de la resistencia de la litosfera a largo plazo), lo que podría deberse a cambios por regiones en función de la historia de enfriamiento de la litosfera de Venus. Las mesetas muestran valores de espesor elástico bajos, con una corteza de mayor grosor debajo de ellas.







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